¿Eres fisioterapeuta o profesional sanitario interesado en tecnologías avanzadas? La diatermia en fisioterapia (también conocida como tecarterapia o radiofrecuencia terapéutica) se ha convertido en una terapia diferenciadora para tratar lesiones musculoesqueléticas y acelerar la rehabilitación. Consiste en una electroterapia de alta frecuencia capaz de generar calor profundo en los tejidos, estimulando la regeneración, reduciendo el dolor y la inflamación, y mejorando la movilidad de los pacientes. Muchos deportistas de élite y clínicas punteras la utilizan por sus resultados impresionantes. En esta guía profesional encontrarás qué es la diatermia y cómo funciona, las diferencias entre diatermia capacitiva y resistiva, sus beneficios clínicos, comparación con otras terapias de calor, recomendaciones de uso según la patología, así como orientación sobre frecuencia de sesiones, precios por sesión y cómo elegir el mejor aparato de diatermia (incluyendo la gama Globus).
Con un enfoque técnico e informativo a la vez, resolveremos dudas comunes y te daremos una visión comercial de esta herramienta. ¡Vamos a profundizar en la diatermia y cómo puede potenciar tu práctica fisioterapéutica!

¿Qué es la diatermia y cómo funciona?
La diatermia es una tecnología terapéutica de alta frecuencia que combina electroterapia, terapia manual y movimiento para estimular los mecanismos naturales de reparación del cuerpo. En esencia, funciona transmitiendo corrientes electromagnéticas de radiofrecuencia (generalmente entre 300Khz y 1200Khz) al interior del organismo, provocando un aumento de temperatura en los tejidos profundos. A diferencia de aplicar calor superficial, la diatermia eleva la temperatura desde el interior del tejido hacia afuera, logrando una hipertermia profunda controlada sin dañar estructuras ni causar efectos adversos si se usa correctamente.
Cuando la energía de diatermia penetra en el tejido, produce varios efectos fisiológicos beneficiosos:
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Vasodilatación y aumento del flujo sanguíneo: el calor interno expande los vasos y mejora la circulación local, incrementando la oxigenación y el aporte de nutrientes en la zona tratada. Esto favorece la eliminación de metabolitos y toxinas, ayudando en procesos inflamatorios.
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Estimulación metabólica y regeneración tisular: la elevación de la temperatura acelera las reacciones celulares. Se ha observado que la diatermia puede activar el metabolismo celular, estimular la proliferación de fibroblastos, la síntesis de colágeno/elastina y promover la reparación de tendones, ligamentos y cartílagos dañados.
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Efecto analgésico y relajante muscular: el calentamiento profundo aumenta el umbral del dolor y promueve la liberación de endorfinas, brindando alivio en cuadros tanto agudos como crónicos. Asimismo, disminuye la tensión muscular y espasmos, induciendo una relajación muscular profunda.
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Acción antiinflamatoria y drenante: al mejorar la circulación y activar el sistema linfático, ayuda a reducir edemas, hematomas e inflamaciones agudas (incluso postquirúrgicas) de forma más rápida que con terapias convencionales. Esto permite acortar los tiempos de recuperación y disminuir la hinchazón.
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Mejora de la movilidad articular: al calentar tejidos conectivos y musculatura, aumenta su extensibilidad y elasticidad, lo que se traduce en articulaciones menos rígidas y con mejor rango de movimiento.
En resumen, la diatermia alivia el dolor, reduce la inflamación y acelera la recuperación funcional. Desde la primera sesión muchos pacientes notan mejoría, y en un promedio de 3–4 sesiones se pueden lograr resultados clínicos significativos, dependiendo de la lesión. Todo ello sin dolor durante la aplicación y con una sensación de calor agradable y terapéutico para el paciente.
Diferencias entre diatermia capacitiva y resistiva en fisioterapia
En fisioterapia se emplean principalmente dos modalidades de diatermia (a menudo integradas en el mismo equipo): la diatermia capacitiva y la diatermia resistiva. Ambas usan corriente de alta frecuencia, pero difieren en el tipo de electrodo, la forma en que interactúan con los tejidos y, por tanto, en sus aplicaciones terapéuticas. A continuación, explicamos cada una y sus diferencias clave:
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Diatermia capacitiva (CAP): Utiliza un electrodo activo recubierto por un material aislante (generalmente cerámica o poliamida) que actúa junto con una placa pasiva para crear un efecto de condensador en la zona tratada. Este recubrimiento disminuye la resistencia en la interfaz electrodo-piel, concentrando la energía en los tejidos más superficiales y con alto contenido en agua, como músculos, tejido conjuntivo blando, piel o zonas con edema. El cambio rápido de polaridad entre el electrodo y la placa (300kHz a 1200kHz) induce movimiento de cargas y calentamiento endógeno en dichos tejidos por efecto capacitivo. Indicaciones: la modalidad capacitiva se recomienda para tratamiento de músculos, áreas con buena vascularización o fines más superficiales, por ejemplo para relajar masa muscular, drenar edemas o preparar el tejido antes de la terapia manual. Suele aplicarse moviendo el electrodo recubierto sobre la piel con crema conductora, generando una sensación de calor agradable en la zona localizada.
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Diatermia resistiva (RES): Emplea un electrodo metálico activo sin recubrimiento aislante, junto con la placa pasiva, de modo que la corriente pasa directamente desde el electrodo a través del cuerpo hacia la placa de retorno. En este caso, el calentamiento se produce principalmente por el efecto Joule puro: los tejidos ofrecen resistencia al paso de la corriente, generando calor en proporción a su impedancia. ¿Qué implica esto? Que la energía tiende a concentrarse en tejidos más resistentes y pobres en agua, como huesos, tendones, ligamentos o fascias densas. La diatermia resistiva puede alcanzar planos más profundos y difusos (no se limita solo al área bajo el electrodo), siendo ideal para estructuras fibróticas, lesiones en tendones/ligamentos, zonas articulares o tejido óseo con pobre riego. Por ejemplo, en una tendinopatía rotuliana se aplicaría resistivo sobre el tendón para enfocarse en el tejido colágeno denso. El paciente suele notar un calor más intenso y profundo con este modo.
En resumen, la diatermia capacitiva focaliza el calentamiento en tejidos blandos superficiales y bien hidratados (músculo, piel), mientras la diatermia resistiva focaliza en tejidos duros o poco irrigados, pudiendo penetrar más profundamente. Son técnicas complementarias: frecuentemente en fisioterapia se combinan ambas en la misma sesión para abordar una lesión desde distintos tejidos. Por ejemplo, en una epicondilitis lateral se podría aplicar 5–10 min de diatermia resistiva sobre el tendón común extensor (para efecto profundo en la inserción tendinosa) y luego diatermia capacitiva sobre la musculatura extensora del antebrazo (para relajar los músculos asociados). Esta combinación alivia la sobrecarga del tendón y acelera su recuperación, atacando tanto la contractura muscular como la lesión tendinosa simultáneamente.
¿Cuál elegir? Dependerá de la estructura diana y el objetivo terapéutico. En general, inicia con capacitiva para preparar tejidos blandos o si se busca un efecto circulatorio superficial; usa resistiva para llegar a tejidos profundos o poco vascularizados, o en fases más crónicas/fibróticas de la lesión. Los aparatos de diatermia modernos permiten alternar fácilmente entre ambos modos (cambiando de cabezal) e incluso utilizarlos de forma secuencial en la misma sesión según convenga.
Beneficios clínicos de la diatermia en lesiones musculares, tendinosas y articulares
La diatermia ofrece una serie de beneficios clínicos contrastados en el tratamiento de lesiones del aparato locomotor. A continuación, detallamos sus efectos terapéuticos más destacados y cómo contribuyen a la recuperación de lesiones musculares, tendinosas y articulares:
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Aumento de la temperatura profunda y mejora del metabolismo: Al calentar selectivamente el tejido lesionado desde el interior, la diatermia activa los procesos metabólicos celulares. Esto es especialmente útil en lesiones musculares (desgarros, contracturas), donde incrementar ligeramente la temperatura muscular mejora la extensibilidad de las fibras y acelera la reparación de micro-tears. También estimula la circulación capilar intramuscular, aportando oxígeno que ayuda a la regeneración de miofibrillas dañadas. En tendones y ligamentos, que suelen tener menor riego, el aumento de temperatura favorece la llegada de nutrientes y fibroblastos, acelerando la síntesis de colágeno para una recuperación más rápida y de mejor calidad.
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Efecto antiinflamatorio y reabsorción de edemas: La diatermia profunda puede reducir la inflamación tanto aguda como crónica. En una lesión articular (por ejemplo, un esguince de tobillo con hinchazón), la vasodilatación local y el efecto térmico facilitan el drenaje linfático y venoso, disminuyendo el edema más rápidamente. Asimismo, inhibe espasmos vasculares y mejora la oxigenación, lo que acelera la resolución de procesos inflamatorios. Estudios y experiencia clínica indican que la diatermia acorta tiempos en la resolución de hematomas, bursitis y derrames articulares en comparación con el reposo o termoterapia convencional.
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Alivio del dolor y efecto analgésico prolongado: Uno de los beneficios inmediatos de la diatermia es la reducción del dolor tanto en condiciones agudas (p.ej. un espasmo lumbar) como en patologías crónicas (artrosis, tendinosis). El calor profundo aumenta el umbral del dolor al disminuir la excitabilidad de las terminaciones nerviosas y promover la liberación de endorfinas. A diferencia de un calor superficial pasajero, la diatermia logra un efecto analgésico duradero al inducir cambios neurofisiológicos en profundidad. Muchos pacientes reportan menos dolor desde la primera sesión y una mejora significativa tras pocas sesiones, lo que permite avanzar con la rehabilitación activa más rápidamente.
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Mejora de la elasticidad tisular y rango articular: El calentamiento interno de músculos, tendones y cápsulas articulares mejora la elasticidad de estos tejidos conectivos. Esto resulta en una disminución de la rigidez y aumento del rango de movimiento en articulaciones afectadas. Por ejemplo, en casos de capsulitis adhesiva de hombro o cervicalgias con contractura, aplicar diatermia antes de los ejercicios de movilidad permite estirar más fácilmente el tejido acortado y lograr mayor amplitud sin dolor. Es por ello que la diatermia suele integrarse en protocolos de fisioterapia deportiva para preparar la musculatura antes de la movilidad, o en rehabilitación de artrosis para facilitar la terapia manual con menos resistencia tisular.
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Efecto bioestimulador y cicatrizante: Más allá del calor, las corrientes de alta frecuencia parecen tener efectos bioeléctricos en las células. Se ha observado estímulo en la proliferación de células madre locales y activación de condrocitos (células del cartílago) con ciertos parámetros de diatermia. Esto implica un potencial beneficio en lesiones de cartílago, retardo de consolidación ósea o úlceras por presión, favoreciendo la regeneración tisular. De hecho, originalmente la diatermia (bajo el nombre de hipertermia profunda) se usó en medicina para ayudar a sanar infecciones o artritis antes de la era antibiótica. Hoy en fisioterapia, ese efecto bioestimulador se aprovecha, por ejemplo, en tratamiento de fracturas (para mejorar la formación del callo óseo) o en lesiones musculotendinosas crónicas donde queremos reactivar un proceso de curación estancado.
En síntesis, la diatermia en fisioterapia aporta beneficios integrales: reduce dolor e inflamación, mejora la calidad del tejido reparado y acelera la recuperación funcional. Por eso está indicada en una amplia gama de problemas musculoesqueléticos, desde lesiones deportivas agudas hasta patologías degenerativas crónicas. Veamos a continuación algunos de esos usos según la patología específica.
Recomendaciones de uso según la patología: aplicaciones comunes de la diatermia
Gracias a sus efectos versátiles, la diatermia (o tecarterapia) puede emplearse como coadyuvante en multitud de patologías musculoesqueléticas. A continuación, enumeramos algunas indicaciones habituales en fisioterapia y cómo se recomienda su uso en cada caso:
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Dolor cervical y lumbar (cervicalgia, lumbalgia): En cuadros de dolor de cuello o espalda baja, a menudo asociados a contracturas musculares y puntos gatillo, la diatermia capacitiva resulta muy útil. Se aplica en la musculatura paravertebral para relajar espasmos y aumentar el flujo sanguíneo local, reduciendo la rigidez. En lumbalgias agudas con inflamación, se usará con baja potencia (efecto atérmico) para analgesia sin sobrecalentar. En casos crónicos, se puede subir a potencias moderadas para lograr un efecto térmico confortable. Esto alivia el dolor y facilita posteriores maniobras de terapia manual (p. ej., estiramientos o manipulaciones vertebrales) al tener tejidos más maleables.
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Lesiones musculares (desgarros, contracturas, sobrecargas): La diatermia acelera la recuperación muscular. Tras una rotura fibrilar o elongación, se recomienda iniciar pronto en modo capacitivo suave para mejorar la vascularización sin excesivo calor, promoviendo así una cicatrización ordenada de las fibras. En fases más avanzadas, un tratamiento capacitivo más intenso profundiza el calor en el vientre muscular, disminuyendo contracturas y adherencias. También es efectiva en sobrecargas y agujetas post-ejercicio, mejorando el metabolismo local para eliminar residuos y reducir DOMS (dolor muscular tardío) más rápido. Suele aplicarse durante ~10–15 minutos en la zona muscular afectada, combinada con estiramientos suaves tras la sesión.
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Tendinopatías y lesiones tendinosas: Para tendinitis crónicas (por ejemplo, epicondilitis, tendinosis rotuliana o fascitis plantar) la diatermia resistiva es la preferida, ya que focaliza la energía en el tejido tendinoso fibroso. Se aconseja aplicar el electrodo resistivo directamente sobre el tendón lesionado para elevar allí la temperatura, lo que incrementa el flujo sanguíneo en esa zona de por sí poco vascularizada. El resultado es una mayor regeneración de colágeno y reducción de sustancias inflamatorias en el tendón. En lesiones tendinosas agudas (ej.: rotura parcial del supraespinoso), se comienza con potencias bajas (buscando bioestimulación más que calor) y se incrementa según tolerancia. Siempre se combina con ejercicio terapéutico excéntrico u otras técnicas (p. ej. EPI) para un abordaje integral.
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Esguinces, lesiones ligamentosas y articulares: En un esguince de tobillo u otra articulación, tras la fase inicial de reposo relativo, la diatermia puede incorporarse para acelerar la recuperación. Se recomienda aplicar en modalidad resistiva alrededor de la articulación (por ejemplo, ligamentos lateral externo del tobillo) para drenar edema residual y estimular la reparación ligamentaria. Adicionalmente, la capacitiva en la musculatura periarticular (ej.: músculos peroneos en el tobillo) ayuda a relajar y preparar la zona para ejercicios propioceptivos. Con la ayuda de un aparato de diatermia, muchas clínicas reportan menor tiempo para que el paciente recupere la movilidad completa de la articulación lesionada. En artrosis de rodilla u hombro congelado, también es muy útil: el calor profundo en modo capacitivo disminuye el dolor y permite ganar amplitud articular junto con la movilización pasiva.
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Patologías crónicas y dolor persistente: La diatermia tiene indicaciones en lumbalgias crónicas, artrosis, fibromialgia, etc., por su efecto analgésico y trófico. En pacientes con dolor crónico generalizado, se aplica con parámetros suaves (efecto sedante general), logrando relajación muscular y disminución de la hipersensibilidad central. En artrosis de rodilla o cadera, por ejemplo, complementa muy bien la terapia de ejercicio al reducir el dolor y la rigidez previos a la actividad. Incluso se emplea en neuropatías (ciática, síndrome túnel carpiano) para aliviar dolor neuropático, gracias al aumento de temperatura que puede mejorar la conduccion nerviosa y reducir compresión por tejidos inflamados.
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Aplicaciones en fisioterapia deportiva: Merece mención que la diatermia en fisioterapia se ha vuelto popular en deportistas por su capacidad de acortar los periodos de recuperación. Se usa tanto inmediatamente tras una lesión (por su efecto antiinflamatorio acelerado en fases agudas sin agravar la inflamación si se dosifica correctamente) como en fase de preparación muscular (para calentar profundamente musculatura antes de entrenamientos, minimizando riesgo de lesiones). Muchos fisioterapeutas deportivos llevan dispositivos portátiles de diatermia a competiciones para tratar a los atletas en cancha, dado que incluso una sola sesión puede reducir notablemente la rigidez o dolor muscular post-competición.
Estas son solo algunas de las patologías y escenarios donde la diatermia resulta eficaz. En general, prácticamente cualquier lesión músculo-esquelética que curse con dolor, inflamación o restricción de movilidad puede beneficiarse de esta técnica. Siempre hay que evaluar cada caso y adaptar parámetros (no es lo mismo un desgarro agudo que una tendinosis antigua), pero la versatilidad de modos capacitivo/resistivo permite personalizar el tratamiento según la fase de la lesión y tejido diana.
Precaución: Aunque muy segura, la diatermia tiene contraindicaciones que conviene recordar: no debe usarse sobre pacientes con marcapasos u otros implantes electrónicos activos, en mujeres embarazadas, ni aplicarse sobre zonas con alteraciones de la sensibilidad, trombosis venosa profunda, infecciones activas, ni sobre heridas abiertas o áreas con hemorragia activa. Fuera de esas situaciones, con los parámetros adecuados, es una terapia bien tolerada y con un amplio margen de seguridad.
Frecuencia y número de sesiones recomendadas
Una pregunta común es ¿Cuántas sesiones de diatermia se necesitan y con qué frecuencia para tratamientos de fisioterapia? La respuesta varía según la lesión y el objetivo, pero existen orientaciones generales basadas en la experiencia clínica:
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En lesiones agudas o recientes, suele aplicarse diatermia con bastante frecuencia inicialmente. Por ejemplo, en un deportista lesionado que necesita recuperarse pronto, se pueden hacer sesiones diarias o incluso dos al día en las primeras 48–72 horas, siempre que se use una dosificación adecuada (normalmente intensidades bajas, efecto atérmico para no agravar la inflamación). Esta alta frecuencia inicial busca contener rápidamente el proceso inflamatorio y el dolor.
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Para lesiones subagudas o en evolución (ej.: subluxación de hombro en rehab), una pauta típica es 2–3 sesiones por semana durante las primeras semanas. Esto permite un estímulo frecuente sin saturar al organismo. La clave es no dejar pasar demasiado tiempo entre sesiones al inicio, para que los efectos térmicos y bioestimuladores se sumen y evitemos retrocesos en la recuperación.
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En patologías crónicas o tratamientos de rehabilitación prolongados, se suele espaciar más: una vez superada la fase crítica inicial, se puede pasar a 1 sesión por semana o cada 10 días como mantenimiento, hasta lograr los objetivos funcionales. Por ejemplo, en una tendinopatía crónica después de unas semanas de tratamiento intensivo, mantener una sesión semanal durante un mes puede consolidar la mejoría.
Un protocolo orientativo para una lesión crónica en clínica podría ser: 3 sesiones la primera semana (días alternos), 2 sesiones la segunda semana, y luego 1 sesión semanal hasta la recuperación completa. En la práctica, así se logra un fuerte impacto inicial acumulativo y luego un destete progresivo conforme el paciente mejora. Cada sesión suele durar alrededor de 20–30 minutos de diatermia efectiva (a veces integrada en una sesión más larga de fisioterapia con otras técnicas).
Reevaluación: Se aconseja evaluar resultados tras las primeras 3–5 sesiones. Si tras la tercera sesión no se observa ningún cambio objetivo (ej.: ni reducción de dolor ni mejora de movilidad), es indicativo de que quizá la terapia no está siendo efectiva o el diagnóstico es erróneo. En ese caso, muchos profesionales reconsideran el plan o derivan para pruebas complementarias en lugar de prolongar sesiones inútilmente. Pero, afortunadamente, en la mayoría de lesiones sí se aprecian mejoras antes de esa tercera o cuarta sesión.
Importante: Aunque queramos acelerar la recuperación, más no siempre es mejor en cuanto a frecuencia. El tejido necesita tiempo para regenerar y adaptarse; hacer sesiones de diatermia excesivamente seguidas (todos los días durante semanas, por ejemplo) podría sobrecargar la capacidad de recuperación del organismo. Por eso, tras la fase aguda, espaciar a días alternos suele ser adecuado. En lesiones muy cronificadas, algunos expertos incluso alternan semanas de tratamiento con semanas de descanso. Siempre hay que individualizar: un paciente deportista joven tolerará más sesiones seguidas que una persona mayor con múltiples patologías.
En resumen, como norma general en fisioterapia: 2–3 sesiones por semana al inicio y luego ir reduciendo frecuencia a 1 semanal o quincenal en fase de alta. Un tratamiento completo de diatermia suele oscilar entre 3 y 8 sesiones en total para lograr resultados óptimos en lesiones comunes, aunque patologías graves pueden requerir más. Y si el presupuesto del paciente es limitado, a veces con una sesión puntual se puede conseguir un alivio significativo – pero lo ideal es un ciclo de varias sesiones para consolidar los efectos terapéuticos.
Diatermia en fisioterapia: precio del equipo, coste por sesión y rentabilidad
Si eres fisioterapeuta y estás pensando en incorporar la diatermia a tu consulta, es fundamental entender tanto la inversión inicial en el equipo como el retorno esperado por sesión. A continuación, analizamos en detalle dos de los modelos más destacados de diatermia Globus: Diacare 5000 y Diacare 7000, su precio, el coste típico por sesión y la rentabilidad potencial para una clínica profesional.
Precio de los aparatos de diatermia Globus
🔹 Globus DiaCare 5000
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Precio: 7.260 € (IVA incluido)
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Tipo de tecnología: Diatermia capacitiva y resistiva multifrecuencia
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Ideal para: Centros de fisioterapia que buscan alto rendimiento a un coste competitivo
🔹 Globus DiaCare 7000
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Precio: 15.730 € (IVA incluido)
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Tipo de tecnología: Diatermia capacitiva y resistiva multifrecuencia
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Ideal para: Clínicas con alto volumen de pacientes y tratamientos complejos
Precio por sesión de diatermia en clínica
En España, el precio medio que un paciente paga por una sesión de diatermia se sitúa entre 40 € y 60 €, dependiendo del centro, la duración (20–30 minutos), y si se combina con otras terapias. Muchas clínicas optan por incluirla dentro de una sesión avanzada de fisioterapia, añadiendo un suplemento de 5–15 €.
También es frecuente ofrecer bonos de 5 o 10 sesiones, reduciendo el precio individual a unos 45–48 €, lo que favorece la fidelización del paciente.
Rentabilidad para la clínica
La diatermia es una técnica con bajo coste por uso, ya que no requiere consumibles caros y su consumo energético es similar al de otros equipos de electroterapia. Esto implica que gran parte del ingreso por sesión es margen neto.
📌 Ejemplo de rentabilidad:
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Si adquieres el DiaCare 5000 (7.260 €) y cobras 50 € por sesión, recuperarás la inversión en aproximadamente 145 sesiones.
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Con 15–20 sesiones semanales, esto supone una amortización en unos 2–3 meses.
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Para el DiaCare 7000 (15.730 €), necesitarías unas 315 sesiones para amortizarlo, lo cual sigue siendo viable en 6–8 meses si se integra como terapia frecuente.
Conclusión: inversión estratégica con alto retorno
Tanto el Globus DiaCare 5000 como el Globus DiaCare 7000 representan una inversión inteligente para clínicas que buscan diferenciarse y ofrecer tratamientos de alto valor terapéutico. El coste por sesión es competitivo, la demanda es creciente, y el retorno económico es rápido y sostenible.
¿Quieres saber cuál se adapta mejor a tu consulta? En Tienda Globus te asesoramos sin compromiso para que elijas el equipo que mejor encaje con tu perfil profesional y tus objetivos económicos. Consúltanos en nuestro formulario de contacto.
Globus Diacare 5000 | Globus Diacare 7000 | |
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Programas | 14 establecidos | Más de 50 establecidos |
Frecuencias | 300kHz, 400kHz, 448kHz, 470kHz, 700kHz, 1000kHz | 300kHz, 400kHz, 448kHz, 470kHz, 700kHz, 1000kHz, 1200kHz |
Potencia máxima | 180W | 350W |
Accesorios extra incluidos | – | Electrodo Bipolar y Kit Manos Libres |
Peso | 1,1 kg | 10 kg |